París siempre será París: allí ves fuegos artificiales casualmente de noche, dilbujas rutas a pie siempre repetidas y diferentes, te escapas con mamá a ver museos (esta vez de artes orientales); ah, y pasan pequeños milagros: por fin papá se ha sentado en el suelo a tomar un picnic con nosotras, en Buttes-Chaumont.
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