miércoles, 23 de octubre de 2013

Comer con los cinco sentidos

Observar la comida, sus colores, la calabaza naranja, el pescado blanquito, la judía verde, disfrutar de su textura, tratar de apresarlo con los dedos, el jamón escurridizo, el plátano pastoso, siempre quedan restos en las manos. Meterlo en la boca, degustarlo, escupirlo a veces si cambio de opinión. Jugar a adivinar por el olor si lo que me ofrecen en cuchara es yogur, cereal, sopa. Escuchar  la voz de mis papás que me explican lo que me dan, la música suave, el desfilar lento de los segundos que pasan, la distancia que constantemente se acerca y aleja entre la comida y yo. Seguir mi deseo, a ti te quiero, ahora ya no. A ti tal vez mañana. A ti quién sabe  cuándo. Comer es un tango, lento y apasionado.

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