Íbamos camino de aquel columpio con forma de cesta en la playa y resulta que ya no estaba, que se había roto o alguien se lo había llevado. Mamá se disgustó. Creo que le hacía ilusión subir allí las tres; pero sobre todo se creía que yo me iba a decepcionar. Parece que aún no me conozca.
Se lo he vuelto a decir. Mamá, no tienes que preocuparte por las cosas que no son importantes. A veces los columpios se rompen y no pasa nada. Además, ese columpio me agobiaba. Subía demasiado alto.
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