Tengo que decirlo aunque os dé rabia. Mi papá es el mejor papá del mundo. Sí. Lo tengo claro. Porque, entre muchas otras cosas (enumero sin pensar):
- Siempre juega conmigo a “serios” y “contentos” y al “elefante volando” y me hace reír.
- Me compra y me cocina todas las cosas que me gustan: tomatitos, pepinos, sopa, pescado, yogur... Ah, y además invita a familiares y amigos a compartir la mesa con nosotros.
- Me comenta cosas apasionantes sobre El Quijote, los mapas, los viajes, el mundo...
- Le encanta cantar conmigo las canciones de los Payasos: Susanita..., Chinita tú...
- Me lleva a sitios y me enseña y explica todo: lo que hay en las tiendas, lo que hay en el zoo, lo que hay en los museos, lo que hay más allá de la ventanilla del coche.
- Me cuida día a día sin perder la paciencia aunque yo vaya a mi bola. Y me pone cara de cordero cuando le sonrío o abrazo.
- Y lo mejor es que todo lo anterior sirve también para mi mamá. También la cuida muy bien. Le hace reír. Le da de comer cosas ricas. La acompaña a sitios chulos. Invita a sus seres amigos. Y por si fuera poco, siempre la apoya sin quejarse cuando ella se embarca en algún proyecto y necesita tiempo.
Mi padre mola tanto que me da vergüenza
decírselo. Eso sí, esta noche le cantaré el cumpleaños feliz (y
el feliz en tu día) lo mejor que pueda y con la mayor de mis
sonrisas. No merece menos.
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