Pasar un día en Barcelona sin horarios es magia pura. Visitar un Acuario y ver pasar peces por arriba y por abajo. Atravesar el Port Vell y el Raval a patines. Comer una hamburguesa de Shawarma, y luego pasar la tarde de museos.
Aunque se haga de noche y me digan que hay que volver a casa, soñaré con seguir recorriendo la ciudad y perdiéndome en sus museos y jardines...
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