viernes, 6 de marzo de 2015

Elogio de la (pequeña) enfermedad.

 




Comenzaba a aburrirme de la vida rutinaria. Ir al cole. Volver. Jugar con mis papás y sus tiendas y amiguetes. Acostarse cansada pronto. Recordaba con nostalgia cuando era un bebé pequeño y todo el día se extendía como una aventura sin cortapisas.
Así que el otro día me puse un dedo en el ojo y froté mucho. Lo conseguí. Conjuntivitis.
Es una enfermedad muy buena. Pica un poco pero no tanto y puedes estar todo el día con papá, mamá, la yaya. Ir al mercadillo a comprar jerseys, gorros y calcetines para todos. Subir a los columpios vacíos. Probar todos los collares de mamá. Dormir 3 horas de siesta.

Pasar las horas del día al filo del capricho y el cariño.

Me encanta estar malita.

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